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Como nos afectan las Estaciones
- http://necesitodetodos.org/2013/10/la-asombrosa-in
- 29 ago 2016
- 5 Min. de lectura

¿Sabías que el cambio de estaciones también influye en los seres humanos? Los psicólogos señalan que en las personas los efectos que se producen con los cambios de estación van desde la felicidad hasta la depresión. La psicóloga Ivón Toledo señala que se han realizado estudios con los que se ha comprobado la influencia que tiene el cambio de estación en las emociones y en el comportamiento del ser humano. “Hay algo que se llama depresión estacional: tiene que ver con la estación y el clima y social”, afirma la especialista. De esta manera, en invierno cuando la exposición solar es menor, existe un factor llamado depresión invernal que afecta a las personas reduciendo la energía de sus emociones. “El clima frio produce este nivel químico emocional; baja los niveles de serotonina y nos sentimos más tristes, desmotivados, desengañados. A medida que nos acercamos a la primavera, también hay cambios: todo empieza a florecer y renacer, metafóricamente hablando”, puntualiza la psicóloga. Sin embargo, no todas las personas experimentan así los cambios de estación, solo algunas logran sentir los cambios de humor. Cuando brilla el sol el estado de ánimo se vuelve más alegre; la energía del ser humano aumenta.
Los alimentos propios de cada estación, pueden convertirse en una dieta más variada y nutritiva, y con un sabor más agradable. Y en cuestiones de salud, las frutas y verduras del verano contienen mucha agua. Las del otoño e inverno, contienen más vitamina C, y las de primavera, gracias a su variedad de colores, nos aportan muchas otras vitaminas.
.- La vida es un ciclo que se repite casi infinitamente. Nunca hubo un corte o discontinuidad a lo largo de la historia del planeta, entre las estaciones del año. Al invierno lo sigue la primavera, a ésta el verano y a éste el otoño; como montadas en una rueda, las estaciones se van superponiendo sin importarles lo que pasa abajo, allá en el lejano mundo humano. Y de este lado, nosotros, poseemos la capacidad de apreciar estos cambios, disfrutarlos, gozarlos, vivirlos. Unos con más intensidad, otros casi de forma inmutable, pero a todos nos afectan los cambios estacionales, y creo que la mayoría ya ha adoptado a una de las estaciones como su favorita.
.- La primavera es conocida como la “estación alegre” o “verde”. Ello se debe a que, después del tiempo propio del invierno (con sus lluvias y la aparición tanto del frío como de la nieve), las semillas comienzan a germinar del interior de la tierra, la Naturaleza comienza a florecer y los árboles y plantas empiezan a brotar. Pero el aumento de luz solar tiene una serie de efectos psicológicos y emocionales en la mayoría de las personas, lo que se traduce en un cambio hormonal que afecta al sujeto. Son muchos los científicos y especialistas en medicina que coinciden en señalar que el aumento de luz (provocado por el aumento de la radiación solar), produce cambios en la producción hormonal de la persona.
Hormonas como la melatonina o la serotonina son sumamente importantes en el estado emocional de la persona. Cuando se produce un aumento de éstas, la persona tiende a sentirse mejor emocionalmente hablando, elevándose su estado de humor.
.- La naturaleza es sabia y sigue su curso. Gracias a las técnicas de conservación podemos disfrutar de la mayoría de ellas durante todo el año. No obstante, los alimentos de temporada presentan ventajas tanto por su valor nutritivo como por su calidad y frescura. De lo que muchos dudamos, o no tenemos ni la menor idea es de la temporada óptima de consumo de cada fruta o verdura.
.- El añorado verano, una de las estaciones más esperadas del año según la mayoría de la gente, y que sin embargo psicólogos y terapeutas coinciden en afirmar que es una época que suele arrastrar muchas fluctuaciones emocionales. El verano, según los estudios, es un periodo de carga y de plenitud emocional. Por regla general se caracteriza por una expresión vital anímica, dinámica y por la exaltación de los sentidos la gente suele estar más receptiva y abierta emocionalmente. Aparenta ser una época de alegría y jovialidad. Es interesante ver cómo la naturaleza nos va anticipando sus cambios. El verano, llega con su color, con su calor, trayendo alegría y esperanza a todo aquel dispuesto a escuchar que todo llega a su debido tiempo, que donde hizo frío y hubo nieve, hoy pasa lo contrario, a realizar caminatas (cortas o largas de acuerdo a las capacidades de cada uno), a disfrutar de lagos, bosques, ríos en todo su esplendor.
.- El verano es una época de frutos rojos, dulces, repletos de energía solar.
.- Pero todo tiene un fin, por lo menos climatológicamente hablando, y nos llega el otoño, donde el frío comienza a vencer la resistencia clorofílica de las plantas, de las hojas, secándolas, invitándolas a invernar hasta el año próximo. Los vientos despeinan los bosques, susurrándole a ríos palabras de ensueños y ambos acompañados por la lluvia, que lava y refresca del largo verano a aquellos cuerpos cansados y necesitados de descanso. También la disminución de las horas de luz solar a través de la estimulación de los centros cerebrales y sus conexiones con el sistema hormonal es uno de los elementos que influyen en el aumento de los problemas de depresión.
.- El otoño es una estación cuando la granada y la uva son las frutas protagonistas. El ácido cítrico que contiene la granada ejerce una acción desinfectante, además de estimular la acción de la vitamina C. En cuanto a la uva, se trata de una fruta con muchas calorías debido a su alta cantidad de azúcares. Por otro lado, presenta una acción antioxidante, y una gran cantidad de hierro.
Además de la granada y de la uva, también son frutas de temporada las naranjas, peras, guineos maduros, mandarinas, manzanas, aguacates, pomelos, los frutos secos, etc. Con la llegada de esta estación se rescata una gran cantidad de verduras. Los hongos, repollos, alcachofa, coliflor, calabaza, calabacín y berenjenas, son las verduras protagonistas, mientras que las hortalizas como la cebolla, lechuga, zanahorias y puerro, se pueden encontrar en el otoño así como en otras estaciones.
El valor calórico de los hongos es bajo. Estos son alimentos ricos en vitaminas D, B y en algunos minerales como el yodo. Las berenjenas también contienen muy pocas calorías. Ejercen una acción antioxidante y tonificante. Su consumo estimula el buen funcionamiento del hígado y de la vesícula biliar, favoreciendo la digestión de las grasas. Las coles de Bruselas, así como la coliflor son ricas en vitamina C y ácido cítrico. Estimulan la acción del sistema inmunológico y previenen algunas enfermedades degenerativas.
.- Luego llega el invierno, con sus bajas temperaturas, días cortos (los más cortos del año en términos solares) y con su fiel hermana, la silenciosa nívea. Son épocas de expectativas, de ver cuán maravillosa será la temporada. Tiempo de frío, de blancura, de chocolates calientes a la luz de la chimenea. Pero, cuando uno comienza a aclimatarse, a no sufrir tanto como en los primeros fríos, la naturaleza vuelve a cambiarse, a mudarse de ropa. Los días se alargan cada vez más: a las ocho de la noche aún se puede gozar de un poquito más de luz solar. La psicóloga Erika Grados de Perú, afirma que el descenso de la temperatura y la reducción de horas de luz en la temporada invernal pueden causar lo que se llama TAE (Trastorno Afectivo Estacional). Queda en cada uno de nosotros poderse otorgar los minutos necesarios para disfrutar de las pequeñas o grandes bondades que nos otorga cada una de las estaciones con sus características y sus diferencias bien marcadas y establecidas.